En 1941 se publicó un extraoridinario álbum ilustrado: Make Way for Ducklings de Robert McCloskey, un libro que recibió la Medalla Caldecott, el equivalente al Pullitzer de los libros ilustrados. Algunos de estos álbumes son verdaderas obras de arte. En este se narra la historia de una pareja de ánades reales que buscan un lugar donde criar a sus polluelos. Este relato aparentemente infantil es también una de las más agudas críticas a la presencia del automóvil en las urbes del siglo XX.
En Make Way for Ducklings los enemigos son los coches. En la ruta que va desde las esplanadas del río Charles hasta Mount Vernon Street los patos tienen que cruzar una avenida llena de automóviles. Estos son peligrosos, enormes y aparecen en tal número que colapsan la vía. Además, son muy ruidosos. Están muy lejos del simbolismo del sueño americano del momento. También son personajes con ciertos atributos: los chóferes aparecen ocultos o difuminados, sin contacto con las calles porque no pueden ver a los pequeños patos por falta de perspectiva. Los automóviles dibujados por McCloskey son los típicos modelos de la preguerra salidos de las fábricas de Ford, General Motors y Chrysler. El autor trata así sobre los peligros que acechan a los protagonistas, lo que podría ser una metáfora de las sensaciones del peatón en muchas ciudades actuales.
Robert McCloskey (1914-2003) estudió en la Vesper George School of Art de Boston y además en la National Academy of Design de Nueva York. Sus aproximaciones arquitectónicas también se pueden percibir por las perspectivas isométricas de algunos de sus dibujos. Make Way for Ducklings es —de alguna manera— una especie de cuestionamiento a la humanidad de las escalas del urbanismo contemporáneo. Es bueno mencionar que hay una ruta literaria bostoniana que se puede hacer siguiendo las huellas de estos simpáticos personajes.