En otro de los artículos sobre ciudades en The New York Times, Igiaba Scego, escritora romana, dice que su ciudad es como un pastel de bodas hecha de diferentes historias: la Roma de los Papas, de los artistas y de los césares. También hay una Roma que recuerda el colonialismo italiano anota. Recomienda Scego leer varios libros como el de los arquitectos Weststejn y Whitling titulado Termini. Cornestone of Modern Rome. Aunque ningún libro puede contener esta ciudad se podrían leer textos históricos como los de Mary Beard, o novelas como The Portrait of a Lady de Henry James. Y Ragazzi di vita de Pasolini. Seguir las huellas de relatos viajeros como los que escribieron Goethe y Andersen es otro consejo. O indagar en algunos de los sabores que Stanley Tucci recomienda en sus viajes gastronómicos.
Los Sueños árticos de Barry Lopez ganaron el National Book Award en Estados Unidos en 1986. Lopez falleció hace más de tres años a la edad de 75. Además de sus viajes, vivió mucho tiempo con los inuit. Del libro que comento dice Robert McFarlane en el Prólogo ¿cómo se puede expresar un paisaje tan descomunal y monocorde? Lo que para muchos autores es una empresa imposible, para Lopez fue una fórmula de éxito personal y literario. Quizás Lopez asume la ida hacia el Ártico como una estancia en los límites de nuestro planeta, y así lo describe cuando en un viaje hacia Barrow, en Alaska, se percata que el sol, allí, no sale por el este y se pone por el oeste. El sol en el Ártico se mueve de una manera distinta. Durante el verano, prácticamente no se oculta, y la sensación sobre el mismo determina una forma diversa de la vida humana. Es lo más cercano a vivir en otro mundo. En el invierno la ténue noche ártica atisba la luminosidad de las estrellas, la luna y la refracción solar, de vez en...