En otro de los artículos sobre ciudades en The New York Times, Igiaba Scego, escritora romana, dice que su ciudad es como un pastel de bodas hecha de diferentes historias: la Roma de los Papas, de los artistas y de los césares. También hay una Roma que recuerda el colonialismo italiano anota. Recomienda Scego leer varios libros como el de los arquitectos Weststejn y Whitling titulado Termini. Cornestone of Modern Rome. Aunque ningún libro puede contener esta ciudad se podrían leer textos históricos como los de Mary Beard, o novelas como The Portrait of a Lady de Henry James. Y Ragazzi di vita de Pasolini. Seguir las huellas de relatos viajeros como los que escribieron Goethe y Andersen es otro consejo. O indagar en algunos de los sabores que Stanley Tucci recomienda en sus viajes gastronómicos.
Un artículo de Pico Iyer en The New York Times titulado The Travel Writer’s Dilemma: Share, or Gatekeep ? reflexiona sobre la labor del escritor de viajes. Y sobre lo de compartir lugares, paisajes, aromas o ciertas tiendas desapercibidas para la mayoría, que han sido fuente de experiencias para el que escribe. Dice Iyer que cuando empezó a escribir sobre Kyoto, hace ya 30 años nadie iba ni quería ir por allí. En el 2023 más de 75 millones de personas visitaron dicha prefectura. Muchas poblaciones no están preparadas para tal afluencia de personas. Algunos negocios sucumben y los vecinos se van. Pero Iyer señala que sus textos también han ayudado a un monasterio benedictino en California a aumentar las visitas de personas que quieren pasar un tiempo de soledad y reflexión. Y quizás eso ha sido bueno para los visitantes y para los monjes. El escritor de viajes, en este caso el cosmopolita Iyer, es consciente de que no todos los gustos son iguales, y que el su...