Si, como James Wood dice «la literatura, como el arte, opone resistencia a la arrogancia del tiempo» ( Lo más parecido a la vida ), en el relato de viaje esta resistencia es mayor aún. En los textos de ficción el acuerdo con el lector permite posibles modificaciones del espacio y el tiempo, incluso a niveles fantásticos. En el caso del relato de viaje esta resistencia se produce desde la experiencia misma del escritor. Y de alguna manera la percepción del viajero atrae el mundo hacia sí, aunque siempre sostenido por la realidad; en una tensión constante. Y claro, a veces el tiempo se extiende o se repliega en la conciencia. Hay viajes cortos que han durado mucho, y viajes largos que se hicieron en un santiamén. Una cita de Bill Bryson en Las antípodas : «Cada vez que uno va en avión de Norteamérica a Australia, y sin que nadie te pregunte si te parece bien, te roban un día al cruzar la línea de cambio de fecha internacional. Salí de Los Ángeles el 3 de enero y llegué a Sydney,...
Blog sobre literatura de viajes de Ángel Pérez-Martínez